Todos los que hayan estado allí nos entenderán
cuando decimos que Roma es un paseo. El romano tiene una colección de fragmentos
que no están encadenados entre sí. ¿Alguien recuerda las plazas de Nancy? Pues Roma
es justo al contrario.
El diseño de esta ciudad (…qué ciudad!) denota una
actitud complicada ante la herencia helénica. El
griego es poco superficial e introvertido. El romano se queda asombrado con la
gransiosidad del mundo griego, y no le queda más remedio que sentirse inferior.
Mandarán a sus hijos a estudiar a Atenas y algo culto (o pretendiendo serlo…) será
siempre escrito en griego. El romano acepta la cultura griega. Es un pueblo que
piensa sobre los griegos: si ellos lo han hecho estará bien. Acepta los órdenes
pero le oprimen. No es su forma de entender el mundo. Así que aquí se produce
el gran conflicto.
Para entender Roma hay que entender que al romano le encanta aparentar, la grandiosidad,
vivir la vida. Para que nos entendamos, los griegos serían erotismo mientras
los romanos son lo que son, son pornográficos (siempre en sentido
arquitectónico!!). Esto es así. Por lo que no tendrán más remedio que modificar
los órdenes, crear otros nuevos, poner en crisis toda la idea de los órdenes,
quitarse de encima los tratados, etc.
Pues bien, si la arquitectura es como una
secuencia de escenas, ¿qué elemento estructural es importante? Los muros. Las
escenas son mundos cerrados. (¡El orden no dice nada de un muro!) El romano creará
muros a su gusto (como el del Panteón) con los órdenes usados a su parecer. Tienen
un importante gusto por la decoración. Es la manera de expresar su forma de
ser. El separar lo estructural de lo decorativo como los griegos se acabó.
El romano es pragmático, INGENIERO. Y luego
decorará…
#sabíasque [El
romano se vuelve loco por las curvas (¡los órdenes no dicen nada de las curvas!).
Así que deformará la lógica de los órdenes. Problemas insalvables sólo se
resuelven con creatividad.]
El travertino es el mármol romano por excelencia.
No lo utiliza en la estructura, si no en el recubrimiento, rompiendo así la
idea platónica. Lo que hay detrás puede
ser ladrillo (que, increiblemente estaban estandarizados). Detrás del ladrillo
hay hormigón (el gran invento romano). El hormigón romano no es armado y su
encofrado eran dos paredes paralelas de ladrillo por lo que no puede coger
mucha altura.
#sabíasque [Rafael
Moneo intentó volver a construir con métodos romanos en el Museo de Arte Romano
de Mérida y le falló el sistema. Tras muchos intentos, los muros se venían
abajo por lo que tuvo que poner un encofrado al ladrillo.]
Al romano le pirran las infraestructuras.
Proyectan como ingenieros y luego decoran revistiendo. Es un pueblo más
pragmático y funcionalista que el griego. Menos trascendental.
El romano se obsesiona con el orden. Más simple
que el griego. Orden en el edificio y orden alrededor de él. El romano era
absoluto. Y para hablar de espacios públicos de Roma hay que hablar del foro (un
poco heredero del Ágora). Es donde la gente va a verse, a encontrarse. Además
tiene la otra función que lo hace memorable. Cuando sucedía un acontecimiento
importante se construía un monumento en el foro. De esta manera tan bonita se
puede leer la historia de la ciudad paseando por el foro.
Y ahora pensamos…¿Cómo sería la visión de un
bárbaro al cruzar la frontera del imperio?
Ahora que la personalidad del romano está clara,
siempre generalizando puesto que todos sabemos que, por ejemplo, no todos los
andaluces cuentan chistes, vamos a hablar de una serie de espacios urbanos
dignos de mención.
Tito Flavio Domiciano, conocido por sus colegas como Domiciano, fue emperador
del Imperio Romano durante quince años hasta que en el 96 fue asesinado,
se dice que en un complot por parte de la guardia pretoriana. Vamos, por sus
colegas. Fue el último emperador de los Flavios (que, como todos sabemos, son los
que construyeron el Coliseo).
Domiciano se hizo para su uso y disfrute un maravilloso circo donde
podía albergar a 30.000 personas (un poquito menos que el “estadio” del Betis).
La función
principal del circo era disputar las carreras de cuádrigas, el “fútbol” del
momento. El Circo Romano es un recinto alargado, es la instalación más grande
de las destinadas a divertir al pueblo. La arena, muy alargada, estaba partida
en dos por la spina formando dos calles por donde corrían las cuádrigas.
En esta spina se solían colocar columnas y estatuas así como obeliscos
conmemorativos. Como contadores de vueltas solían usar huevos de piedra o
estatuillas de delfines. Está inspirado en los hipódromos y estadios griegos
pero son de medidas mucho mayores que estos. (Porque al romano le encanta
aparentar, ya lo sabíamos).
Planta del Circo romano de Domiciano |
Si habéis
estado en Roma os sonará esta forma así que sí, os confirmamos que el circo
Domiciano se convirtió en la Plaza Navona.
Roma, como
hemos visto en el capítulos anteriores, pasó una época de penurias. No muy larga
eso sí, solo unos mil años. Pues es aquí cuando empieza lo malo. Gustaba vivir
en las colinas, ¿Quién, pudiendo vivir en un alto rascacielos con vistas, elige
vivir en el mísero centro? Pues eso. La ciudad se
expansiona desorbitadamente devorando las colinas provocando la rebelión de las
mismas ya que los acueductos se colapsan. Sin agua, los habitantes corren al
valle en busca de infraestructuras colapsando totalmente lo que quedaba bien de
la ciudad. En el siglo V todo empieza a despoblarse y Roma se convierte en un
pueblo en ruinas.
No es hasta
la Edad
Media cuando todo empieza a mejorar. Con los papas llega el resurgir de Roma (hay
que darles su mérito cuando lo tienen). Poco a poco se va construyendo alrededor
de las ruinas del circo. Primero por las calles colindantes y posteriormente se
giran hacia su nueva plaza.
Sixto V, al que se le llama el papa urbanista, (si veis
santos encima de las columnas de emperadores le dais las gracias a él) asigna un nuevo centro cerca del foro romano,
ya que concentra mucha actividad y, para ello, abre una serie de calles que
focalicen el movimiento.
Hace una gran
apuesta por el espacio público, se proyectan más de 100 plazas y una de estas plazas fue la Plaza Navona, a la
que se trasladó el mercado existente en el Capitolio. Esto fue lo que le da
vida de nuevo. No se a vosotros pero a nosotros nos parece mucho más glamuroso comprar
en un antiguo circo romano que en otra plaza cualquiera de Roma.*
*Roma es tan
requetebonita que podemos decir “otra plaza cualquiera”. No obstante conviene
dejar claro que si yo fuese una ciudad, por ejemplo Frankfurt, mataría por la
plaza más fea de Roma. Siempre en nuestra opinión y sin menospreciar a nadie…
Bajo el mandato del papa Inocencio
X,
miembro de la familia Pamphili, la plaza adquirió su actual diseño. La Piazza Navona, es en cierto sentido el orgullo de la
Roma barroca, con elementos arquitectónicos y escultóricos de tales maestros como
Bernini (la pera limonera), Francesco Borromini (el enemigo) y Girolamo
Rainaldi (la Iglesia de Santa Inés donde estaban las gradas).
El obelisco
que se encuentra ahora en el centro de la plaza no estaba allí , pero se trata
del circo de Majencio, que estaba en la Vía Appia (la reina de las calzadas
romanas por mucho que nos guste la vía de la plata). Y que si habéis jugado al
tercer ojo como nosotros (http://www.tercerojo.net/ os lo recomendamos) sabréis que acaba en Brindisi.
Piazza
Navona tiene dos fuentes adicionales: la Fuente del Moro, obra de Giacomo
della Porta y retocado por Bernini (Ohh Bernini), situada en el sur de la plaza, y la Fontana del Nettuno (Fuente de la Calderari originalmente), situado en
el norte, el trabajo Gregory Zappala y Antonio Della Bitta .
Place Flagey by Latz +
Partner. Bélgica
|
Ya ya… la imagen no es Roma ni es la época de la que hablamos, pero básicamente esto era lo que pasaba. Después
de este último dato tan poco higiénico pasamos a la siguiente plaza. Plaza del
Campidoglio.
Capitolio, del latín capitolium, era una de las
Siete Colinas de Roma. Era la ubicación
del centro religioso y político establecido durante la antigua república
romana.
El emperador
Carlos V (ese que tanto conocemos en España y que se fue a morir a los campos
de Extremadura) decide ir de visita a Roma después de haberla asolado unos años
antes. El papa una vez más, avergonzado por el estado de dejadez en
que se encontraba la cima del Campidoglio le encargó a Miguel Ángel (el sumo
artista) que ya estaba trabajando para él en la Capilla Sixtina, que
construyera una plaza para la llegada del emperador.
Por supuesto
Miguel Angel no defrauda y construye una plaza que aún hoy
es un ejemplo y modelo de perfección. También son suyas las fachadas
renacentistas de los edificios y el pedestal de la estatua de Marco Aurelio.
Plaza del Campidoglio |
Como podemos
ver los edificios laterales están ligeramente girados para dar una perspectiva
mayor a la plaza y al palacio central. Él (a partir de ahora Miguel Angel será
Él) sabía usar la geometría.
El
visitante que se sitúa en medio de la plaza se siente en el centro de la ciudad
en el centro del mundo, escribió (en 1930) Charles de
Tolnay, historiador de Él.
La siguiente
plaza es la Piazza de Spagna.
Es una de
las plazas más famosas de Roma, la de la escalera gigante. Debe su nombre a la
cercanía de la embajada de España (edificio que podéis ver con todo detalle gracias
a Cuatro aquí https://www.youtube.com/watch?v=fwb62_1nJ6Y)
En la plaza destacan la conocida escalinata que
sube hasta la iglesia de Trinità dei Monti y
abajo la barroca Fontana
della Barcaccia. Dicha iglesia fue fundada por Luis XII en el siglo XVI (nada que ver con el rey sol, Luis XIV, ya
que Luis XII fue sucedido por el hijo de su primo hermano, Francisco I
(que también era su yerno)) y fue este mismo quien donó la escalinata a Roma.
Por lógica debería llamarse plaza de Francia pero… lo sentimos franceses, hemos
ganado!
#recomendación Lo mejor de esta plaza es sentarse
en las escaleras a ver el atardecer con un trozo de pizza y algo de beber para
no atragantarse.
Plaza del Popolo
Si desde la plaza de
España tomamos la Via Babuino y… tachán! Piazza del Popolo. Esta plaza era donde se recibía
a los visitantes que procedían del Norte. Tiene un carácter espectacular que se
ha ido delineando con el paso de los siglos. La iglesia Santa Maria del Popolo
fue ordenada construir en 1472 por Sixto IV y guarda obras maestras
de Rafael, Caravaggio y Bernini (oh!) entre otros. Sixto V, el papa urbanizador
coloca el obelisco en el centro de la plaza, que antes estaba en el circo
máximo.
Alejandro
VII (papa) es quien encarga a Bernini (♥) la decoración de la fachada interna de la puerta del popolo con motivo
de la visita de la reina de Suecia. Aún se pude ver la inscripción de
bienvenida en la piedra.También es
este papa quien ordena construir las iglesias gemelas de
Santa María dei Miracoli y Santa María in Montesanto, dos templos
aparentemente gemelos que ocultan algunas diferencias.
La
ordenación de la plaza es neoclásica del siglo XIX. Parte del arquitecto Giuseppe Valadier bajo
ocupación Napoleónica (a Bonaparte le gustaba también el Urbanismo) quien tuvo
que demoler algunos edificios para establecer la forma semicircular actual que
recuerda un poco a la plaza de San Pedro.
#recomendación Si
queréis las mejores vistas de la plaza subid por las
escaleras de la parte este de los
jardines de Pincio.
#sabíasque [Al comenzar la Vía del Corzzo, en la
acera de la derecha hay una zapatería famosísima en la que dicen que se compra
zapatos Madonna.]
Y para despedirnos os
dejamos unos proverbios,
Proverbio Griego
μηδὲν ἄγαν.
"Nada
en exceso."
Proverbio
Romano
Annorum vinum, socius vetus
et vetus aurum
"Vino
añejo, amigo viejo y oro viejo", tres valores que los romanos apreciaban
especialmente.
¡Que paséis un feliz Miércoles!
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