miércoles, 19 de marzo de 2014

#Roma y sus PLAZAS

Todos los que hayan estado allí nos entenderán cuando decimos que Roma es un paseo. El romano tiene una colección de fragmentos que no están encadenados entre sí. ¿Alguien recuerda las plazas de Nancy? Pues Roma es justo al contrario.

El diseño de esta ciudad (…qué ciudad!) denota una actitud complicada ante la herencia helénica. El griego es poco superficial e introvertido. El romano se queda asombrado con la gransiosidad del mundo griego, y no le queda más remedio que sentirse inferior. Mandarán a sus hijos a estudiar a Atenas y algo culto (o pretendiendo serlo…) será siempre escrito en griego. El romano acepta la cultura griega. Es un pueblo que piensa sobre los griegos: si ellos lo han hecho estará bien. Acepta los órdenes pero le oprimen. No es su forma de entender el mundo. Así que aquí se produce el gran conflicto.

Para entender Roma hay que entender que al  romano le encanta aparentar, la grandiosidad, vivir la vida. Para que nos entendamos, los griegos serían erotismo mientras los romanos son lo que son, son pornográficos (siempre en sentido arquitectónico!!). Esto es así. Por lo que no tendrán más remedio que modificar los órdenes, crear otros nuevos, poner en crisis toda la idea de los órdenes, quitarse de encima los tratados, etc.

Pues bien, si la arquitectura es como una secuencia de escenas, ¿qué elemento estructural es importante? Los muros. Las escenas son mundos cerrados. (¡El orden no dice nada de un muro!) El romano creará muros a su gusto (como el del Panteón) con los órdenes usados a su parecer. Tienen un importante gusto por la decoración. Es la manera de expresar su forma de ser. El separar lo estructural de lo decorativo como los griegos se acabó.

El romano es pragmático, INGENIERO. Y luego decorará…

#sabíasque [El romano se vuelve loco por las curvas (¡los órdenes no dicen nada de las curvas!). Así que deformará la lógica de los órdenes. Problemas insalvables sólo se resuelven con creatividad.]

El travertino es el mármol romano por excelencia. No lo utiliza en la estructura, si no en el recubrimiento, rompiendo así la idea  platónica. Lo que hay detrás puede ser ladrillo (que, increiblemente estaban estandarizados). Detrás del ladrillo hay hormigón (el gran invento romano). El hormigón romano no es armado y su encofrado eran dos paredes paralelas de ladrillo por lo que no puede coger mucha altura.


#sabíasque [Rafael Moneo intentó volver a construir con métodos romanos en el Museo de Arte Romano de Mérida y le falló el sistema. Tras muchos intentos, los muros se venían abajo por lo que tuvo que poner un encofrado al ladrillo.]

Al romano le pirran las infraestructuras. Proyectan como ingenieros y luego decoran revistiendo. Es un pueblo más pragmático y funcionalista que el griego. Menos trascendental.

El romano se obsesiona con el orden. Más simple que el griego. Orden en el edificio y orden alrededor de él. El romano era absoluto. Y para hablar de espacios públicos de Roma hay que hablar del foro (un poco heredero del Ágora). Es donde la gente va a verse, a encontrarse. Además tiene la otra función que lo hace memorable. Cuando sucedía un acontecimiento importante se construía un monumento en el foro. De esta manera tan bonita se puede leer la historia de la ciudad paseando por el foro.

Y ahora pensamos…¿Cómo sería la visión de un bárbaro al cruzar la frontera del imperio? 


Ahora que la personalidad del romano está clara, siempre generalizando puesto que todos sabemos que, por ejemplo, no todos los andaluces cuentan chistes, vamos a hablar de una serie de espacios urbanos dignos de mención.



Tito Flavio Domiciano, conocido por sus colegas como Domiciano, fue emperador del Imperio Romano durante quince años hasta que en el 96 fue asesinado, se dice que en un complot por parte de la guardia pretoriana. Vamos, por sus colegas. Fue el último emperador de los Flavios (que, como todos sabemos, son los que construyeron el Coliseo).

Domiciano se hizo para su uso y disfrute un maravilloso circo donde podía albergar a 30.000 personas (un poquito menos que el “estadio” del Betis).
La función principal del circo era disputar las carreras de cuádrigas, el “fútbol” del momento. El Circo Romano es un recinto alargado, es la instalación más grande de las destinadas a divertir al pueblo. La arena, muy alargada, estaba partida en dos por la spina formando dos calles por donde corrían las cuádrigas. En esta spina se solían colocar columnas y estatuas así como obeliscos conmemorativos. Como contadores de vueltas solían usar huevos de piedra o estatuillas de delfines. Está inspirado en los hipódromos y estadios griegos pero son de medidas mucho mayores que estos. (Porque al romano le encanta aparentar, ya lo sabíamos).

Planta del Circo romano de Domiciano
Si habéis estado en Roma os sonará esta forma así que sí, os confirmamos que el circo Domiciano se convirtió en la Plaza Navona.



Roma, como hemos visto en el capítulos anteriores, pasó una época de penurias. No muy larga eso sí, solo unos mil años. Pues es aquí cuando empieza lo malo. Gustaba vivir en las colinas, ¿Quién, pudiendo vivir en un alto rascacielos con vistas, elige vivir en el mísero centro? Pues eso. La ciudad se expansiona desorbitadamente devorando las colinas provocando la rebelión de las mismas ya que los acueductos se colapsan. Sin agua, los habitantes corren al valle en busca de infraestructuras colapsando totalmente lo que quedaba bien de la ciudad. En el siglo V todo empieza a despoblarse y Roma se convierte en un pueblo en ruinas.

No es hasta la Edad Media cuando todo empieza a mejorar. Con los papas llega el resurgir de Roma (hay que darles su mérito cuando lo tienen). Poco a poco se va construyendo alrededor de las ruinas del circo. Primero por las calles colindantes y posteriormente se giran hacia su nueva plaza.

Sixto V, al que se le llama el papa urbanista, (si veis santos encima de las columnas de emperadores le dais las gracias a él) asigna un nuevo centro cerca del foro romano, ya que concentra mucha actividad y, para ello, abre una serie de calles que focalicen el movimiento.

Hace una gran apuesta por el espacio público, se proyectan más de 100 plazas y  una de estas plazas fue la Plaza Navona, a la que se trasladó el mercado existente en el Capitolio. Esto fue lo que le da vida de nuevo. No se a vosotros pero a nosotros nos parece mucho más glamuroso comprar en un antiguo circo romano que en otra plaza cualquiera de Roma.*

*Roma es tan requetebonita que podemos decir “otra plaza cualquiera”. No obstante conviene dejar claro que si yo fuese una ciudad, por ejemplo Frankfurt, mataría por la plaza más fea de Roma. Siempre en nuestra opinión y sin menospreciar a nadie

Bajo el mandato del papa Inocencio X, miembro de la familia Pamphili, la plaza adquirió su actual diseño. La Piazza Navona, es en cierto sentido el orgullo de la Roma barroca, con elementos arquitectónicos y escultóricos de tales maestros como Bernini (la pera limonera), Francesco Borromini (el enemigo) y Girolamo Rainaldi (la Iglesia de Santa Inés donde estaban las gradas).



El obelisco que se encuentra ahora en el centro de la plaza no estaba allí , pero se trata del circo de Majencio, que estaba en la Vía Appia (la reina de las calzadas romanas por mucho que nos guste la vía de la plata). Y que si habéis jugado al tercer ojo como nosotros (http://www.tercerojo.net/ os lo recomendamos) sabréis que acaba en Brindisi.

Piazza Navona tiene dos fuentes adicionales: la Fuente del Moro, obra de Giacomo della Porta y retocado por Bernini (Ohh Bernini), situada en el sur de la plaza, y la Fontana del Nettuno (Fuente de la Calderari originalmente), situado en el norte, el trabajo Gregory Zappala y Antonio Della Bitta .

#sabíasque [en los veranos de Roma, cuando el calor abrasaba, en ocasiones cerraban los desagües de las fuentes y permitían que la plaza se inundase para que los romanos se refrescasen.]

Place Flagey by Latz + Partner. Bélgica

Ya ya… la imagen no es Roma ni es la época de la que hablamos, pero básicamente esto era lo que pasaba. Después de este último dato tan poco higiénico pasamos a la siguiente plaza. Plaza del Campidoglio.

Capitolio, del latín capitolium, era una de las Siete Colinas de Roma. Era  la ubicación del centro religioso y político establecido durante la antigua república romana.

El emperador Carlos V (ese que tanto conocemos en España y que se fue a morir a los campos de Extremadura) decide ir de visita a Roma después de haberla asolado unos años antes. El papa una vez más, avergonzado por el estado de dejadez en que se encontraba la cima del Campidoglio le encargó a Miguel Ángel (el sumo artista) que ya estaba trabajando para él en la Capilla Sixtina, que construyera una plaza para la llegada del emperador.

Por supuesto Miguel Angel no defrauda y construye una plaza que aún hoy es un ejemplo y modelo de perfección. También son suyas las fachadas renacentistas de los edificios y el pedestal de la estatua de Marco Aurelio.



Plaza del Campidoglio

Como podemos ver los edificios laterales están ligeramente girados para dar una perspectiva mayor a la plaza y al palacio central. Él (a partir de ahora Miguel Angel será Él) sabía usar la geometría.

El visitante que se sitúa en medio de la plaza se siente en el centro de la ciudad en el centro del mundo, escribió (en 1930) Charles de Tolnay, historiador de Él.



La siguiente plaza es la Piazza de Spagna.

Es una de las plazas más famosas de Roma, la de la escalera gigante. Debe su nombre a la cercanía de la embajada de España (edificio que podéis ver con todo detalle gracias a Cuatro aquí https://www.youtube.com/watch?v=fwb62_1nJ6Y)



En la plaza destacan la conocida escalinata que sube hasta la iglesia de Trinità dei Monti y abajo la barroca Fontana della Barcaccia. Dicha iglesia fue fundada por Luis XII en el siglo XVI  (nada que ver con el rey sol, Luis XIV, ya que Luis XII fue sucedido por el hijo de su primo hermano, Francisco I (que también era su yerno)) y fue este mismo quien donó la escalinata a Roma. Por lógica debería llamarse plaza de Francia pero… lo sentimos franceses, hemos ganado!

#recomendación Lo mejor de esta plaza es sentarse en las escaleras a ver el atardecer con un trozo de pizza y algo de beber para no atragantarse.

Plaza del Popolo

Si desde la plaza de España tomamos la Via Babuino y… tachán! Piazza del Popolo. Esta plaza era  donde se recibía a los visitantes que procedían del Norte. Tiene un carácter espectacular que se ha ido delineando con el paso de los siglos. La iglesia Santa Maria del Popolo fue ordenada construir en 1472 por Sixto IV y guarda obras maestras de Rafael, Caravaggio y Bernini (oh!) entre otros. Sixto V, el papa urbanizador coloca el obelisco en el centro de la plaza, que antes estaba en el circo máximo.

Alejandro VII (papa) es quien encarga a Bernini () la decoración de la fachada interna de la puerta del popolo con motivo de la visita de la reina de Suecia. Aún se pude ver la inscripción de bienvenida en la piedra.También es este papa quien ordena construir las iglesias gemelas de Santa María dei Miracoli y Santa María in Montesanto, dos templos aparentemente gemelos que ocultan algunas diferencias.



La ordenación de la plaza es neoclásica del siglo XIX. Parte del arquitecto Giuseppe Valadier bajo ocupación Napoleónica (a Bonaparte le gustaba también el Urbanismo) quien tuvo que demoler algunos edificios para establecer la forma semicircular actual que recuerda un poco a la plaza de San Pedro.

#recomendación Si queréis las mejores vistas de la plaza subid por las escaleras de la parte este de los  jardines de Pincio.

#sabíasque [Al comenzar la Vía del Corzzo, en la acera de la derecha hay una zapatería famosísima en la que dicen que se compra zapatos Madonna.]

Y para despedirnos os dejamos unos proverbios,

Proverbio Griego
μηδν γαν.
"Nada en exceso."

Proverbio Romano
Annorum vinum, socius vetus et vetus aurum
"Vino añejo, amigo viejo y oro viejo", tres valores que los romanos apreciaban especialmente.

¡Que paséis un feliz Miércoles!



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