miércoles, 26 de marzo de 2014

#Roma: CIUDAD DEL VATICANO

Si  hasta aquí ya hemos conocido lo que hizo el Imperio Romano por la ciudad, y los miles de lugares extraordinarios que posee, por si fuera poco, el otro imperio, el de la cristiandad, decide que Roma también va a ser la sede y la capital. Aquí no hay discusión, en aquella época los papas hacían y deshacían a su antojo, y si Roma tiene que ser la capital de la cristiandad, se ha de construir un edificio acorde. Y no hablamos de un simple edificio, hablamos de toda una ciudad, que albergará en su interior un muestrario de todas las artes del mundo, y la mayor basílica jamás construida (entre otras razones porque no se permite la edificación de templos mayores): la Basílica de San Pedro

Vista de la Ciudad del Vaticano

Pero para situarnos en los acontecimientos que se estaban viviendo en Roma en ese momento, vamos a explicar algunas cosas. Estamos hablando nada menos que de una época que supone el resurgir de las artes, el Renacimiento. Aquí comienza la Edad Moderna, es mucho más que un estilo artístico, va a configurar todo un cambio cultural, ¡es una revolución a lo grande! Empiezan a alterarse todos los aspectos de la vida, surge una nueva relación del hombre con Dios (nuevas iglesias, nuevas villas y en general nueva arquitectura). En el ámbito cultural se modifican todas las estructuras hasta entonces conocidas, la sociedad de la Edad Media, teocrática, gremial y temerosa da paso a una sociedad laica, en la que la iglesia deja de ser el juez y dueño para ser el arbitro entre las grandes potencias. El hombre pues, surge como un ser individual, y este nuevo espíritu es llamado el Humanismo que impulsa y define el Renacimiento. El Humanismo implica situar al hombre como centro del universo, todo gira en torno a él, y se establece una nueva relación con Dios.


Corte longitudinal por la Plaza y la Basílica de San Pedro.

En este individualismo aparece el artista como ser exclusivo, cuyo arte y trabajo es encargado por los mecenas, los que tienen dinero vamos. Si en aquella época se llevaba el aparentar, y encima estamos hablando de Roma (y ya sabemos que a los romanos les gusta aparentar) ya tenemos la historia montada. La iglesia que era la más poderosa, tenía que aparentar, y si quería exhibir su poder, nada mejor que encargar su obra a los mejores artistas de la época, que no eran pocos. Los papas llamaron al Vaticano a grandes genios, arquitectos, escultores, pintores, como Bramante, Miguel Ángel, Rafael, Bernini, Maderno y Borromini. Y claro, ¡el resultado es el mayor logro artístico de los tiempos! 


Vista de la Basílica desde la Via de la Conciliazione

#sabíasque [Corazón del mundo cristiano, la Basílica de San Pedro es la iglesia más grande del mundo. Comprendido el atrio, mide 218 metros de largo y la cúpula alcanza los 137 metros de altura, casi cuanto mide la pirámide de Keops.]

El proyecto original preveía una planta en cruz griega, es decir con los dos brazos iguales de largo. Esto tiene su explicación. Durante la Edad Media, el hombre había estado sometido a multitud de creencias populares y a la idea de que un Dios era el centro del universo. Ahora, en pleno Renacimiento, las cosas habían cambiado. Había entrado en escena el humanismo, que básicamente situaba al hombre en el centro de todas las cosas, en un espacio entre Dios y la tierra. Aquí todos los hombres eran iguales, incluso su Santidad, por lo que la iglesia debía tener una forma en la que nadie destacara más que otros. 


Antigua Basílica de San Pedro antes de la demolición

La antigua Basílica de San Pedro era paleocristiana, del siglo IV, un edificio de cinco naves venerado por toda la cristiandad. Pero estaba en mal estado, y ahora los papas habían decidido que era el momento de dar a la cristiandad un templo mejor, por lo que Julio II (otro papa) confió en Bramante para demolerla y empezar otra nueva. Aquí se alcanza la síntesis de toda la ideología del Humanismo, por lo que no podía ser de otra manera que un templo de planta centralizada. El proyecto original tenía como protagonista una inmensa cúpula central, una cruz griega inserta en un cuadrado del cual asomaban los cuatro extremos terminados en un semicírculo. Las esquinas se rellenan con cuatro torres. Esto por supuesto no es el proyecto que se termina realizando, pero lo importante, la clave del éxito, lo que va a permanecer después van a ser las cuatro grandes pilastras centrales que sostienen la cúpula (porque ya sabemos que a los romanos no les gustaban las pequeñas columnas). Eran un gran trozo de muro de forma triangular, ellos habían dejado atrás el apoyo puntual de la columna para sustituirlo por un fragmento de muro (completamente romano). 

Planta de cruz griega proyectada por Bramante

A la muerte de Bramante en 1514, se hacen cargo de las obras Fray Giocondo, Julianno de Sangallo y un joven pintor y arquitecto llamado Rafael Sancio, que pasó a la historia conocido como Rafael. Discípulo de Bramante, se mantendrá fiel al espíritu de su maestro, pero alargando longitudinalmente la nave para lograr una cruz latina. 


Pero a quien realmente debemos la imagen actual de la basílica es, probablemente, a uno de los más grandes creadores de la historia, Miguel Ángel

En 1508 el Papa le encarga pintar el techo de la Capilla Sixtina, lo cual le supone un gran disgusto, pues él no se consideraba pintor (¡y menos mal!) En ella, plasma un sistema arquitectónico y escultórico, una estructura como soporte sobre el que se asientan las figuras: arcos pintados, arquitectura real y pintada, escultura pintada y pintura. ¡Aquí se iba a demostrar el más grande pintor del siglo! 


Bóveda de la Capilla Sixtina pintada por Miguel Ángel entre 1508 y 1512

#sabíasque [Miguel Ángel tardó cuatro años en pintar toda la bóveda de la capilla, y lo hizo solo, ya que se veía obligado a pagar de su bolsillo a sus ayudantes. Y ¡solo! llevó a cabo el gigantesco trabajo]

#sabíasque [los primeros episodios (el diluvio universal y la embriaguez de Noé) los pintó demasiado pequeños, y cuando Miguel Ángel bajó a contemplarlo se dio cuenta que los personajes no se distinguían, y a partir de ahí comenzó a agrandar todas la figuras.]

Sin duda el fresco más famoso es la Creación de Adán. Sobre el fondo del cielo, por un lado el Creador y su corte angélica, y del otro Adán, desnudo e inerte. El artista plasma el momento en que Dios roza la mano del hombre para otorgarle el alma, manifestando en ella un sentido de confianza en uno y el inmenso amor que hay en el otro. 


La Creación de Adán

Años más tarde, Miguel Ángel regresa a Roma cuando recibe el encargo de pintar el fondo de la Capilla Sixtina con pinturas de la resurrección, sin embargo él va a plasmar El Juicio Final, ya que cree que tiene más sentido (siempre era un personaje polémico). El fresco presenta la renuncia a cualquier construcción arquitectónica similar a la de la bóveda, las figuras se amontonan en un plano central en el que no hay profundidad, muchos personajes que se retuercen en torno a la figura de un Dios joven, que con el gesto de su mano marca el movimiento de las figuras ascendiendo al cielo y descendiendo a los infiernos. 


Detalle del Juicio Final

#sabíasque [tras acabar el Juicio Final, el Papa encarga a Daniel Volterra que tape los desnudos de las figuras, pues en esa época ya se había dejado atrás el Humanismo. Esto hará que Volterra pase a la historia con el nombre de "braguetone", ya que colocó paños a las figuras que Miguel Ángel había pintado.]

Miguel Ángel realizó en apenas ocho años, trabajando solo, lo que las Naciones Unidas han declarado la "Obra maestra del arte mundial"

#sabíasque [como venganza por ser obligado a pintar la Capilla Sixtina, Miguel Ángel retrató al Papa en la obra del Juicio Final, poniéndole su rostro a una de las figuras, que no estaba situada precisamente en la ascensión a los cielos.]

#sabíasque [durante años se pensó que la pintura de Miguel Ángel poseía un carácter terrible, de oscura fuerza y colores pardos. Cuando se limpió la Capilla Sixtina se supo que era todo lo contrario, que el uso de los colores era intenso y solo se habían visto apagados por el humo y el polvo acumulado durante siglos.]


Sibila Libia, detalle de la bóveda de la Capilla Sixtina y el colorido

Cuando en 1546 muere Sangallo, le encargan a Miguel Ángel concluir las obras de la basílica. Propone retornar al modelo de Bramante y la cruz griega. La gran innovación será, por supuesto, el trato dado al muro perimetral que envuelve todo el templo, un gran muro que unifica y da una nueva imagen, con ventanas que alternan dinteles triangulares y circulares. 



La cúpula, es la que se convertirá en el gran referente de la ciudad, que empieza a transmitir la idea de una iglesia universal, ahora el Vaticano de Miguel Ángel transmite el poder de la iglesia a través de la imagen siempre omnipresente de la cúpula, que te observa desde cualquier punto de Roma. 

#sabíasque [En la extremidad superior de la cúpula, un balcón circular permite una magnífica vista de la ciudad eterna, usando un ascensor y luego subiendo por una escalera de 537 escalones entre dos sólidas paredes de ladrillo.] 



La enorme cúpula fue proyectada por Miguel Ángel, a la edad de 82 años. El artista falleció con 89 años, en una época en la que lo común era morir mucho más joven (era un genio hasta para eso), cuando había terminado el tambor con las elegantes columnas pareadas. La cúpula fue completada por Giacomo Della Porta y el elegante cupulino final fue agregado por Domenico Fontana. Tiene un diámetro de 42 metros y es la más amplia cúpula del mundo hecha en ladrillo (solo la cúpula del Panteón, también en Roma ¡cómo no!, en cemento, la sobrepasa en anchura). En el interior mide 120 metros de altura y la decoran mosaicos realizados sobre cartones de Cavalier d´Arpino


Interior de la cúpula proyectada por Miguel Ángel

A petición de Pablo V, Carlo Maderno transformó la cruz griega en cruz latina, con la nave central más larga que el transepto. Su finalidad no era otra que ampliar la capacidad interna y cubrir el espacio ocupado por la antigua basílica. 

La fachada, precedida por una amplia escalinata con tres descansos diseñada por Bernini, fue erigida entre 1607 y 1614 por Carlo Maderno. Está adornada con cuatro pilastras gigantescas (romanos) y ocho columnas de orden corintio. El balcón central es la Loggia de la Bendición. Desde ella se anuncia el nombre del nuevo Pontífice apenas ha tenido lugar su elección en la Capilla Sixtina, cuyo techo se divisa a la derecha de la fachada, y el nuevo elegido imparte la solemne bendición a Roma y al Mundo. 



La grandiosa columnata que rodea la plaza es obra de Bernini, por encargo de Alejandro VII (otro papa). Su forma asemeja la de dos enormes brazos, los de la iglesia que protegen a la humanidad. 


Plano del proyecto final culminado con la Plaza elíptica de Bernini

Entrando por primera vez en la majestuosa basílica es normal que dejemos escapar una exclamación de asombro, y es que, por mucho que digamos que es la más grande del mundo, hasta que no estás dentro no te lo crees. 

#sabíasque [la estatua de bronce de San Pedro bendiciente, obra de Arnolfo di Cambrio, tiene su pie derecho casi completamente desgastado, debido a que los fieles suelen acariciarlo y besarlo como señal de devoción]



Una vez que hemos salido del asombro, nos daremos cuenta que a la derecha, en la primera capilla se encuentra reunido un grupo de gente. (Pasa exactamente lo mismo cuando visitamos el Museo del Prado y llegamos a la sala donde está expuesta Las meninas de Velázquez, siempre hay gente a su alrededor.) Con este sencillo truco, podemos localizar la que es considerada la estatua más bella del mundo, La Piedad de Miguel Ángel. Pero ¿cuál es el motivo de tanta expectación? Vamos a contaros un par de cosas que quizás desconozcáis de esta obra, y que puede que  os haga correr a contemplarla nada más entrar en la basílica, como ese grupo de gente que habéis visto al principio.  



La admirable estatua de La Piedad fue esculpida por un Miguel Ángel de 23 años, en no más de doce meses. La obra suscitó admiración en un tiempo en que nadie aún le conocía como artista, por lo que la firmó (es su única obra firmada). Su nombre en letras mayúsculas puede leerse (con un catalejo) sobre la cinta que cruza el pecho de la Virgen: MICHAEL ANGELUS BONAROTUS FLORENT FACIEBAT (Miguel Ángel Buonarroti florentino lo hizo). 

El rostro dulce de María se muestra más joven de lo que correspondería a su edad biológica, casi como para lucir su virginidad, y no mira a Cristo, sino que mantiene su cabeza inclinada, y con el gesto de su mano izquierda parece aceptar la voluntad divina. Es una obra admirable por la increíble ternura que Miguel Ángel supo infundir a la expresión triste de la Virgen y por la técnica perfecta del labrado que hace que el mármol casi parezca blando. 



#sabíasque [en 1972, en Roma, un demente le asestó quince martillazos y estropeó el lindísimo rostro de la virgen, mutilando también su brazo izquierdo. Los expertos realizaron un trabajo de reconstrucción perfecto que casi no deja notar los efectos del vandalismo. Desde entonces, la obra se encuentra en la Capilla del Crucifijo protegida por una espesa hoja de cristal blindado.]



Pero lo que más llama la atención es lo natural que parece todo, la carne sobre la tela, los pliegues, el más mínimo detalle esculpido con una perfección que asusta, las venas, los huesos, las heridas de Cristo... Es una pena que tal y como se encuentra expuesta no podamos acercarnos para apreciar esos detalles. Lo único que podemos hacer es enseñaros en imágenes la perfección lograda por un artista con 23 años (a esa edad la única obra de arte que hemos hecho la mayoría, es un cenicero de barro para regalárselo a papá por su cumpleaños). 

#sabíasque [el Baldaquino de bronce en el centro de la nave, mide, incluyendo la cruz, 29 metros de altura, ¡casi como un edificio de diez pisos! Es una obra maestra de Bernini y de Borromini concebida cuando los dos artistas tenían 25 y 24 años respectivamente.] 


Baldaquino de bronce con las columnas salomónicas obra de Bernini

En los Museos Vaticanos encontraréis multitud de pinturas y frescos, estatuas y en general arte por los cuatro costados, porque ya se encargaron los papas de reunir todo eso a lo largo de la historia, y transformar el Vaticano en un auténtico banco de arte. El fresco más famoso de las Estancias de Rafael es la Escuela de Atenas. Representa a las figuras de los filósofos, rodeados de matemáticos y científicos de la antigüedad. Pero también hay varias curiosidades. La figura del centro con manto rojo es Platón, pero nos recuerda a Leonardo da Vinci, cuyo rostro Rafael quiso inmortalizar. El célebre autoretrato del artista con un gorro negro que nos mira desde la esquina derecha. A los pies de la escalinata destaca una figura diferente, el único personaje que calza botas, el único con ropajes renacentistas, su rostro también es fácil de reconocer, en él retrató a Miguel Ángel. Rafael lo añadió en 1511 cuando por primera vez pudo entrar a la Capilla Sixtina y contemplar el intenso fresco del artista. 


Escuela de Atenas

Sin más, nos despedimos esperando que hayáis disfrutado con este recorrido por el Vaticano. Aún quedan muchas cosas, que darían para escribir 5 post o más. Os animamos a que lo visitéis si nunca habéis estado. El Viernes seguimos con otros grandes iconos de Roma: el Coliseo y el Panteón. ¡No os lo perdáis!


¡Un saludo y feliz Miércoles!

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